Nuestros orígenes se remontan a 1940, año en el que nace Barnices Blas Hernández Torremocha, embrión de lo que hoy es Kilnher. Esta empresa familiar, con largo recorrido en la fabricación de pinturas y barnices, ha traspasado su conocimiento y entusiasmo a tres generaciones, dedicadas en cuerpo y alma a la elaboración de pinturas y barnices de alta calidad.
Esta pequeña empresa nacida durante la segunda guerra mundial empezó a poner color a unos tiempos sombríos. Conocida como Torremocha, nuestra fábrica se especializó en barnices para madera, barnices hechos con resinas de pino o colofonia. Con mucha dedicación y esfuerzo fuimos creciendo, llegando a ser una gran empresa de referencia en todo el arco nacional, centrada en barnices para madera, poliuretanos o poliésteres, y llegando a contar con planta de fabricación de polímeros para autoconsumo.
Tras años difíciles en los noventa, con una crisis profunda en el sector del mueble, aquella gran empresa tuvo que reinventarse, levantándose de nuevo para continuar con lo que hace como nadie: las mejores pinturas y barnices.
Fotos históricas
Kilnher es una empresa moderna adaptada a los nuevos tiempos, donde prima la innovación para el desarrollo de nuevos productos destinados a madera o pavimentos, con el mayor respeto a nuestro entorno y con la máxima calidad.
Fruto de esta innovación, hemos dado el salto a la producción de morteros cementosos, abriendo un nuevo centro de producción con gran cualificación a nivel técnico y de desarrollo de nuevos productos; destacamos en el ámbito técnico de formulación y en el asesoramiento en la aplicación de nuestros productos.